«Las autolesiones no son una moda ni un acto superficial, sí una manifestación compleja que merece ser escuchada»
Una experta señala cuáles son las principales señales para sospechar que un adolescente realiza este tipo de actos y cómo buscar soluciones
Adolescentes y salud mental: «Se 'psiquiatrizan' casos para tratar sufrimientos normales de la vida»

El próximo sábado 1 de marzo, se conmemora el Día Mundial de Concienciación sobre la Autolesión, una conducta cada vez más presente en adolescentes y jóvenes que va mucho más allá de una simple conducta de riesgo. Se estima que actualmente, a nivel global, ... se producen al menos 14 millones de episodios de lesiones actualmente, con una ratio de 60 por cada 100.000 habitantes al año. En el caso de España, las estimaciones son de 1 de cada 4.
Virginia Valdominos, psicóloga general sanitaria y psicoanalista de la Escuela de Poesía y Psicoanálisis Grupo Cero, asegura que puede resultar difícil comprender cómo infligirse dolor físico puede aliviar el sufrimiento psíquico. «Sin embargo, el psicoanálisis nos muestra cómo una persona deprimida puede aliviar el sufrimiento que una insoportable cantidad de libido acumulada en el Yo le produce, con el debut de una enfermedad orgánica o el inicio de un matrimonio desgraciado. O cómo un accidente de tráfico, donde el accidentado sufre una herida y sangra, deja menos secuelas psíquicas que cuando la persona no resulta herida. En este mismo sentido, el corte en la piel opera como un intento rudimentario de regulación emocional».
Para ahondar más en el entendimiento de porqué la autolesión libera el dolor interior de una persona, pone el siguiente ejemplo: «Pensemos en Mariana, de 14 años. Desde pequeña, su madre había sido su único referente, ocupando cada espacio de su vida. Cuando Mariana comenzó a sentir la necesidad de separarse, la angustia la paralizó: ¿cómo alejarse sin sentirse culpable? ¿Cómo decir 'basta' sin romper el vínculo? Las palabras no le alcanzaban, así que se hizo un corte en el brazo. Sin saberlo, intentaba marcar un límite donde su psiquismo aún no podía hacerlo con palabras. En la histeria, este tipo de conductas pueden entenderse como una metáfora en el cuerpo: el sufrimiento psíquico, que no encuentra otra vía de expresión, se transforma en una marca visible. En otros casos, el corte funciona como un intento de frenar una excitación insoportable, de poner un borde donde no lo hay. Es lo que le ocurría a Rodrigo, de 16 años, quien en momentos de confusión sentía que su cabeza iba a explotar. Un pequeño corte en la palma de la mano le devolvía la sensación de control, como si al encerrar el dolor en un solo punto pudiera evitar que se dispersara en su mente».
¿Cuáles son las causas por las que mayoritariamente los adolescentes se autolesionan?
No hay una única causa que explique las autolesiones. Más bien, en cada caso hay una lógica interna que responde a la estructura psíquica del sujeto. Por ejemplo, en la histeria, el corte puede ser una forma de hablar con el cuerpo lo que no puede decirse con palabras. Elisa, de 15 años, comenzó a cortarse cuando su cuerpo cambió con la pubertad. Se sentía incómoda con su imagen y rechazaba todo lo que la hiciera parecer 'femenina'. Al hablar en sesión, recordó cómo de niña le encantaba subirse a los árboles y jugar con los chicos, y cómo su madre solía decirle que, al crecer, debía empezar a comportarse 'como una señorita'. La transformación de su cuerpo la colocaba en un lugar que no podía asumir, y el corte le permitía marcar una diferencia, inscribir en la piel su rechazo a lo que le era impuesto.
En la melancolía, la lógica es distinta. El corte aparece como un castigo dirigido al propio cuerpo identificado con un objeto perdido, una forma de castigar al objeto a la vez que expía una culpa inconsciente. Lucas, de 17 años, era un estudiante brillante y muy exigente consigo mismo. Cada vez que no lograba la perfección, sentía un profundo desprecio por sí mismo. Cuando un profesor criticó su desempeño en un examen, pasó la noche haciéndose pequeños cortes en los muslos. En su mente, había fallado y merecía pagar por ello.
En la psicosis, en cambio, la autolesión suele ser un intento de poner un límite a un cuerpo que se siente fragmentado o invadido por sensaciones incontrolables. No se trata de culpa ni de comunicación, sino de una necesidad desesperada de crear un límite donde no lo hay.
¿Por qué crece este fenómeno?
El aumento de las autolesiones en adolescentes se debe a la dificultad creciente para tramitar ciertos aspectos de la subjetividad. Tomemos el caso de Valeria, de 16 años. Desde pequeña se había sentido segura en su relación con su padre, pero en la adolescencia comenzó a notar que él la trataba de manera diferente. Ya no era la niña de siempre; ahora la miraba con distancia, con cierta incomodidad. Valeria no podía entender qué había cambiado, pero sentía una angustia insoportable cada vez que su padre evitaba abrazarla. Cuando comenzó a cortarse en los antebrazos, la sensación de alivio fue inmediata. Era como si el dolor físico organizara un caos interno que no podía comprender.
El psicoanálisis nos enseña como el cuerpo no es solo una entidad biológica, sino que es un cuerpo pulsional, hecho de palabras. Un espacio real, imaginario y simbólico que necesita ser delimitado. Cuando un adolescente no encuentra un marco en el cual inscribir su transformación, la autolesión puede aparecer como un intento de darle un sentido.
¿Qué señales pueden hacer sospechar que un hijo lo hace?
Los adolescentes que se autolesionan suelen ocultar sus marcas, pero hay indicios que pueden alertar a los padres. El uso frecuente de ropa de manga larga, incluso en verano, es una señal evidente. También lo es la irritabilidad sin motivo aparente o el aislamiento social. Pero hay signos más sutiles: por ejemplo, una sensibilidad extrema a la crítica o una forma de hablar sobre sí mismos con un desprecio que parece exagerado.
Cuando los padres de Lucas descubrieron sus cortes, su primera reacción fue de incredulidad. «No tiene motivos, es un chico feliz», dijeron. Sin embargo, en análisis, Lucas pudo expresar que la autoexigencia lo consumía y que cada pequeño error lo hacía sentirse como un fraude. La autolesión no siempre responde a conflictos visibles; muchas veces, es la forma en que el sujeto maneja un conflicto interno que ni siquiera sabe que tiene.
¿Cómo debemos actuar como padres? ¿Dónde acudir?
Lo más importante es no reaccionar con alarma ni con castigo. La autolesión no es un capricho ni una manipulación, sino un intento de solucionar un problema interno. La actitud adecuada es la escucha: permitir que el adolescente hable sin sentirse juzgado.
Un tratamiento psicoanalítico permite entender qué función cumple el corte en cada caso. No se trata de prohibir la conducta sin más, sino de ayudar al sujeto a encontrar otra vía para tramitar su angustia. Cuando Mariana pudo hablar en análisis sobre su miedo a separarse de su madre, los cortes se hicieron innecesarios sin que nadie le ordenara detenerse.
¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo que realice este tipo de conductas?
Las autolesiones pueden volverse un mecanismo repetitivo si no se interviene a tiempo. En algunos casos, generan una fijación al dolor como única vía de alivio, lo que dificulta el desarrollo de recursos simbólicos más sofisticados. También pueden afectar la autoestima y la imagen corporal. Pensemos en Rodrigo. Con el tiempo, sus cortes dejaron de ser una solución y se convirtieron en una nueva fuente de angustia: las cicatrices lo avergonzaban y temía que alguien las viera. Sentía que, en lugar de ayudarlo, las marcas lo atrapaban en un ciclo del que no podía salir.
¿Cómo suele solucionarse este problema?
No se trata de imponer una prohibición sin comprender la lógica del síntoma. En psicoanálisis, sabemos que lo reprimido siempre retorna de alguna forma. Si la angustia no encuentra palabras, seguirá buscando salida en el cuerpo. En el tratamiento psicoanalítico se trata de que el sujeto pueda construirse como un sujeto del deseo, donde el goce esté puesto en la realidad social. Un sujeto donde la castración y el corte se produzcan en el plano simbólico y no en el real. Cuando Mariana logró decir en sesión «quiero ser independiente, pero me da miedo que mi madre deje de quererme», los cortes perdieron su razón de ser. Sin darnos cuenta, ella misma había encontrado la frase que sustituía la herida.
¿Qué perfiles son los que cometen este tipo de actos?
No hay un perfil único. La autolesión atraviesa todas las estructuras psíquicas, pero en cada caso responde a una lógica diferente. En algunos adolescentes, es un intento de comunicarse con el otro; en otros, un acto de castigo; o, incluso, un límite desesperado a un goce incontrolable.
MÁS INFORMACIÓN
¿Qué cifras se manejan de adolescentes en España?
Aunque las cifras varían, se estima que entre el 10 y el 20% de los adolescentes han experimentado episodios de autolesión en algún momento. Sin embargo, estos números no reflejan la totalidad del problema, ya que muchos casos permanecen ocultos. Lo que es seguro es que no se trata de una moda ni de un acto superficial, sino de una manifestación compleja que merece ser escuchada.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete