El agua ha inundado prácticamente todo el sudeste de Brasil. Casi 10 días de intensas lluvias que han causado estragos en los estados de Minas Gerais y Espíritu Santo. Los deslizamientos de tierra en éste último han sepultado varias viviendas. Bajo el lodo, también ha quedado atrapada gente y los servicios de emergencia retiran los escombros para poder sacarlos. Las calles están intrasitables, las excavadoras trabajan a destajo para retirar todo el barro y los coches intentan circular por carreteras anegadas. Los residentes han abandonado sus casas, hay al menos 60 mil evacuados, muchos de ellos en helicópteros del Ejército. Zonas devastadas que han sido visitadas por la presidenta, Dilma Rousseff, quien ha señalado que la prioridad ahora mismo es salvar vidas y garantizarles un refugio. De momento hay, al menos 40 muertos, pero las autoridades temen que el número aumente.
