La Real busca la final de Copa y se agarra a dos precedentes históricos en los que apeó al Madrid en el Bernabéu
Seis de los jugadores que eliminaron al equipo de Ancelotti en 2020 siguen a las órdenes de Imanol


La Real Sociedad se quiere agarrar a los tonos de la camiseta de aquel todavía no lejano 6 de febrero de 2020, semanas antes de la pandemia, de color verde esperanza, cuando en cuartos de final de la Copa eliminó al Real Madrid en el Santiago Bernabéu, con un espectacular 3-4, un resultado que solo la incuestionable capacidad madridista para remontar marcadores adversos estuvo a punto de estropearles a los donostiarras, que poco antes del final ganaban 0-3 y 1-4. Por una vez se le gripó la máquina de las hazañas extraordinarias al equipo que todavía dirigía Zinedine Zidane, así que los héroes cambiaron de bando por una vez y hubo celebración en Donostia.
A partido único y en el coliseo blanco, todavía sin reconvertir, clasificarse para las semifinales parecía una entelequia, pero en aquel jovencísimo equipo realista jugaban, además del veterano Monreal, hombres como Isak, Odegaard, Merino, Le Normand y el mejor Januzaj. Los tres primeros triunfan ahora en la Premier; el hispano-francés pelea a las órdenes de Simeone en el Atlético. Y el belga, después de una trayectoria irregular tras su pico de forma en San Sebastián, juega en Las Palmas.
Del equipo inicial que presentó Imanol, seis futbolistas repetirán en la cita de este martes. Además del capitán Oyarzabal, que está renqueante pero se alista para la ocasión, el guardameta Remiro, los defensas Aritz, Zubeldia y Aihen, y el delantero Barrenetxea. También en el Madrid sobreviven de aquel equipo Valverde, Rodrygo, Modric, Vinicius y Brahim.
Era la segunda vez que la Real Sociedad dejaba en la cuneta al Real Madrid en el Bernabéu. La anterior sucedió en febrero de 1988, cuando un contundente 0-4 en el partido de semifinales le abría el camino hacia su segunda final consecutiva. La primera se la ganó a penaltis al primer Atlético de Madrid de Jesús Gil. Era una Real campeona ya en el ocaso, pero con nuevas figuras emergentes como Begiristain y Bakero, a las órdenes de Thosack, y que contaba con la clase suficiente como para eliminar al equipo blanco en su feudo. Aquel partido que todavía se recuerda en San Sebastián lo dirigió, por cierto, Enríquez Negreira.
Pero los precedentes no cuentan para 2025. No será lo mismo. En principio, porque el resultado de 2020, cercano todavía, solo le valdría a la Real para llegar a la prórroga después del 0-1 del Reale Arena en el partido de ida. Sin embargo, con una fe sin límites, o aparentándola, Imanol Alguacil se aferra al optimismo: “Lo que visualizo es que podemos ganar. Me veo en la final”. Sin embargo, las sensaciones que ofrece su equipo sobre el césped no son las mismas que las de hace cinco años, cuando el equipo donostiarra deslumbraba con un fútbol alegre y una plantilla capaz de ganar en cualquier campo.
Las cosas han cambiado. El ejemplo es el choque del sábado frente al colista Valladolid. La Real, que se adelantó fácil, aprovechando las lagunas defensivas de su rival, dejó que los pucelanos se vinieran arriba, dominaran la segunda mitad y, a pesar de recibir el segundo gol en una falta directa que lanzó Sergio Gómez, anotaran ya en el descuento y pusieran los pelos de punta a la afición de Anoeta en los minutos finales.
El juego brillante de dos temporadas atrás se ha esfumado. A la Real poderosa mentalmente hace no tanto, los contratiempos sobre el césped le trastocan los planes. Quedarse con un jugador menos ha pasado de ser un inconveniente a un drama. Le sucedió en Roma contra la Lazio en la Liga Europa, y frente al Betis y el Barcelona en la Liga. Se descompuso en los tres partidos. Sobre todo, en los dos del campeonato doméstico se evidenció además que la presión en el medio campo que antaño le permitía al equipo de Imanol robar muchos balones, o acabar las jugadas con faltas tácticas para evitar contras peligrosas, se ha relajado en los últimos tiempos. Las dos tarjetas rojas se las mostraron por una falta del último defensor. Sucedió lo mismo, aunque en otro contexto, en Old Trafford frente al Manchester United, aunque con una Real Sociedad desquiciada por un arbitraje desastroso.
Todo eso lo olvida Imanol, que asegura que, en Madrid, va “a vivir una noche grande e ilusionante”: “Eso no me lo quita nadie de la cabeza. Nos lo hemos ganado a base de trabajar. El reto es mayúsculo, pero cabe la posibilidad de conseguir una final con nuestra afición. Puede ser una noche mágica e histórica y la voy a pelear”. Y añade el entrenador realista: “Vivo del presente y no hemos estado lejos de ganarles en los dos partidos que hemos jugado esta temporada. Necesitamos hacer un partido como esos, soy consciente de que tenemos opciones”. Igor Zubeldia, que jugó en 2020 aquellos cuartos de final, los revive: “Me acuerdo de que aquel año que ganamos allí nos llevamos la Copa”, dice en una entrevista con ETB. “Estamos vivos y confiados. Queremos darle una alegría a la afición y estar en la Cartuja”. Los precedentes también cuentan en la Real Sociedad.
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